En su primer programa “El holograma y la anchoa”, por Radio Provincia AM1270, Rep entrevistó a Pedro Saborido quien se refirió a su último libro: “Una historia del amor”.
“Una de las primeras cosas que se me ocurrió es cómo aprendemos el amor. Lo hacemos a través de los libros, las novelas, canciones, comentarios que te hacen los demás, la pornografía, los novios que ves en la calle, es una construcción y el amor tiene un guión, hay una guía para las cosas, algunas se hacen y otras no”, señaló el escritor y guionista.
En esa búsqueda de preguntarse qué es el amor, “lo primero que me llamó fue meterme en un tema que no me correspondía” porque el tópico era “todo lo contrario” sobre los que versaron anteriores publicaciones en las que aludió al “peronismo, el conurbano, lo sociológico, la vida en el capitalismo y el fútbol”, donde “todo tiene una relación”, contó.
En una extensa y profunda conversación con Rep, Saborido admitió: “Yo no quería hacer un libro que cuestionara la familia, el mandato de pareja e hijos, ni que hablara en términos más populares desde el punto de vista de ‘echás panza y la jabru, te acostumbrás, y todo eso’”. De hecho, “hay un esfuerzo por no caer ahí. Quise un libro sobre el amor observándolo, cuestionándolo, pero sabiendo que hay una obviedad y una cursilería que existen en tanto son tremendamente certeras e implacables. ¿Por qué es cursi? Porque es obvio y ¿por qué es obvio? Porque funciona”.
El productor y director de radio, teatro, cine y televisión manifestó: “Me eduqué viendo el amor entre canciones” desde “las más comerciales hasta un rock que a veces miraba con desconfianza a las canciones de amor”. El libro que acaba de sacar, “también es de una persona que se crió en el amor de Los Beatles y del arte. Mis héroes son del rock y de la literatura, después admiramos a Perón, San Martín, Evita, pero fueron más de mi vida adulta”.
En tanto, estableció una relación que para él tiene la muerte con el amor: “Me acuerdo de una frase de Mafalda que decía “juró que no morí”, que es de McCartney y me encanta, es como decir ‘juro que no se van a morir mis hijos y mis amigos’. Creo que la vejez te va dejando solo, porque va quedando gente en el camino. Tengo un plan que es morirme antes que toda mi familia y viejo, porque dolés menos”. Pero “mientras vamos hacia la muerte, acompañémos, querámonos”.
“La muerte y el amor están íntimamente relacionados. Creo mucho en el amor, me crié en un barrio muy amoroso: Gerli. Me crié en la psicodelia y esa mezcla de libertad que trajo el rock y el hippismo se mezcló con las censuras de la dictadura”, expresó.
“El amor burgués es el que está a mano, quizá el que puede superar ese formato es maravilloso. No lo critico, debe funcionar para mucha gente y para otra no. El problema es suponer que a todos nos pasa lo mismo”, agregó Pedro Saborido y puso como ejemplo a Quino: “Él estuvo toda la vida con su mujer, Alicia, pero eligió no tener hijos. Esa cuestión me parece que es libertad. Es como decir que el artista debe ser libre y no meterse en temas de política. Si soy libre déjame que elija si lo hago o no. Porque si no, me estás diciendo vos qué es la libertad. Quizá lo más contracultural que puede existir es que cada uno haga lo que pueda”.
Al describirse a sí mismo y su quehacer artístico, dijo que “tengo algo más hippie que otra cosa” y reconoció que “si el tango me llegó fue por Charly García. La raíz de mi vida está en la psicodelia, todo lo que me gusta es el desborde y sobre todo cuando entra el absurdo, que es una versión neurótica”.
Para el autor, “el amor tiene que ver con vínculos, si tuviste un hijo se crea un vínculo, que es el que menos se puede quebrar. Hay algo que no vas a dejar de ser: padre o madre. La amistad no necesita tanta responsabilidad”.
A la pregunta si se necesitan del arte, la cultura y el humor, significó: “La construcción social busca el arte cuando aparece la anomalía. Cuando el arte habla de la normalidad, necesita decir que es gris y repetitivo. No festeja la normalidad, sino la felicidad, la tristeza. Le da entidad a momentos que son anómalos. Si está todo bien no hay humor, ni hay película. El amor es un desequilibrio constante. Está todo el tiempo alrededor y nos lleva de acá para allá, nos tiene mal, bien, de buen humor, lo sufrimos cuando no está y si es demasiado nos ahoga. El arte puede ser un exceso de sentimiento que a veces no se sabe dónde meter, tanto en quien lo mire como el que lo hace. Existe porque se necesita”.
Además, advirtió que “el arte depende de una cultura, no hay cultura que no tenga amor y que no tenga arte. El amor está en todas las culturas y es parte de la construcción para que algo sobreviva, porque permite generar familia y comunidad. Si el pibe no tiene amor, no crece bien. Un pibe sin cuidado, no sobrevive”.
Tras contar la estructura del libro, Saborido manifestó que “el amor es uno de los motores del mundo”. En ese terreno, “sigo siendo rebelde con el amor. Creo que podría ser más abierto. Tengo un amor controlador, me cuesta que mi hijo se vaya a vivir con su novia. No me cuesta quedarme solo con Marlene, no le tengo miedo al nido vacío: le tengo miedo a crecer, que va contra el amor”.