Selva Almada conversó con REP en “El holograma y la anchoa” donde repasó su vida y su carrera como escritora.
“Hay gente que se autopercibe escritora sin necesidad de publicar, yo recién cuando publiqué ‘Una chica de provincia’ me dije: soy escritora”, contó.
Mencionó que cuando era chica quería ser periodista: “Leía mucha ficción y literatura, pero no se me ocurría que podía escribir un libro”.
“Nací y me crié en Villa Elisa, luego, a los 17 años me fui a vivir a Paraná”, sostuvo la entrevista, al tiempo que reconoció que no le gustaba vivir en Villa Elisa: “La infancia me pareció genial, pero en la adolescencia no sentía que encajara en el molde preestablecido para las mujeres. Me gustaba la lectura, que ya era bastante raro y no quería tener el novio a los 15, ir a los bailes, tener hijos, la vida pueblerina”.
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Respecto de sus estudios superiores, Selva Almada señaló que, en aquellos años, “el lugar de estudiar lejos era La Plata, pero cuando me acercaba al momento de terminar la escuela me enteré que había Comunicación Social en Paraná y era más accesible para mi vieja, que era maestra”.
Reconoció que “en mi literatura hay un montón de Villa Elisa, sobre todo de los primeros años, en la infancia”, de hecho, “a los personajes los conocí en la primera parte de mi vida”.
Selva Almada relató el impacto que tuvo en ella el asesinato de una chica en su pueblo por el que nunca nadie fue preso: “Había una conciencia de que ciertas muertes podían quedar impunes, que nadie se preocupaba demasiado, tal vez por manos del poder o porque simplemente era una piba y bueno, no sé, el novio…”.
La autora de ‘Chicas muertas’ dijo que le parece extraño que “después de la pandemia pareciera que no hubiese más femicidios, de repente era agenda en la prensa y dejó de ser una preocupación. Pero a fin de año vemos las estadísticas y nos damos cuenta de que siguen sucediendo, pero ya no lo veo en la tele o en el diario”.
“Desde que yo tenía 13 años por suerte cambiaron muchas cosas, hay leyes, más información, pero no se atenúa” la violencia de género, manifestó la entrevistada.
Consultada sobre cómo siguió la vida y el trabajo después de ‘Chicas muertas’, Selva Almada afirmó: “Empezó a cambiar cuando publiqué ‘El viento que arrasa’ que fue un libro que sonó bastante y enseguida salió ‘Ladrillero’” que “a muchos no les gustó porque es muy diferente” a los otros.
“Mi plan siempre es escribir libros diferentes porque me aburro escribiendo siempre lo mismo”, indicó la autora.
Seguido, dijo que es difícil tener tiempo para escribir entre los talleres, los viajes, las entrevistas y las invitaciones: “Me cuesta poner límite” a esas cosas.
En otro momento, se refirió al libro que escribió a partir de seguir el rodaje de la película sobre ‘Zama’.
“Me pasó que en el rodaje había mucha gente que trabajaba y pensar qué hacía ahí porque estaba para mirar, anotar cosas. Me sentía bastante incómoda y algo de eso tiene el libro: me iba corriendo. Terminó siendo un libro sobre la periferia del rodaje”.