En diálogo con El repaso, consideró preocupante “que el Presidente no vaya a una cumbre que tiene que ver con el trabajo del Presidente, para ir a un evento ultra conservador que tiene que ver con su filiación ideológica”.
En ese sentido, agregó: “Esto constituye una muestra más de que Argentina tiene un presidente cuya política internacional es él mismo, sus filias y sus fobias”, y agregó que “una razón por la cuál él mismo debió sentirse obligado a ir a Asunción, es el hecho de que recurrentemente ataca al presidente Brasil, lo llama corrupto, ladrón, comunista”, por lo cual subrayó que “es más fácil leerlo como un acto de cobardía” ya que “elude un encuentro cara a cara con un presidente Lula Da Silva, al cuál recurrentemente ataca, pero de lejos”.
Seguidamente, respecto a la funcionalidad del Mercosur, dijo que “lleva muchos años de debilidad. En las décadas anteriores hubo un discurso mercosurista, pero eso no se reflejó específicamente en su fortalecimiento. Tengo una crítica de los gobiernos anteriores y como lo manejaron, hicieron una suerte de amiguismo, eran todos amigotes con Chavez, Lula, Néstor Kirchner, después Cristina, pero eso no fortalece el Mercosur. Los liderazgos fuertemente personalistas no son la mejor fórmula para las integraciones regionales, las debilitan, porque estas necesitan instituciones fuertes”.
De todos modos, “indudablemente, lo que enriquecería el Mercosur sería abordar lo que plantean Lacalle Pou y también el presidente de Paraguay. Hay temáticas que abordar para hacerlo funcionar bien, sino parece un viejo chaleco de fuerza que impide los movimientos que los países quieren hacer por sí mismos, pero tampoco sirve exactamente para algo porque no abriga como tendría que abrigar”.
Finalmente criticó al presidente Milei diciendo que “ahora que tiene el berretín de un vedetismo internacional, cada tanto tira que merece un premio nobel. Me parece bastante desolador, la política exterior tiene una deriva inconcebible”.