En diálogo con El repaso, el cirujano cardiovascular sostuvo que “durante los últimos 20 años en Argentina los médicos y no médicos fuimos viendo a medida que pasó el tiempo deteriorarse el valor de la consulta médica”.
En ese sentido, agregó que “hacer una angioplastia de urgencia y que un paciente no se muera de un infarto un domingo a las 2 de la mañana, sale de $70 mil a $140 mil, y se abonan recién a los 3 meses de realizar la práctica”. Seguido, acotó que “los insumos para el 80% de las prácticas son muy caros porque no se fabrican en el país: el 85% de lo que se utiliza está en dólares o euros”, y citó que “un stent por ahí cuesta $400 mil, y también el catéter está dolarizado, por lo cuál el valor de la práctica está desfasado de lo que son los insumos”.
Además, “le dan la prestación a los dueños de la clínica porque son los propietarios de los angiógrafos, y este cuesta 1 millón de dólares, y si se rompe arreglarlo cuesta 50 a 70 mil dólares. Entonces tienen la tormenta perfecta; bajos honorarios, caros insumos, y alto mantenimiento”. Cichero explicó que los cardiólogos “están haciendo un llamado de atención porque van a reprogramar los estudios angiográficos o la colocación de stents a aquellos pacientes que tenían turno ahora”, ratificando además la garantía del servicio para atender urgencias.
“Evidente la salud es un negocio, los que generamos el cambio, la prevención, y cuidamos a la gente, somos el equipo de salud: médicos, kinesiólogos, fonoaudiólogos, enfermeros, tenemos multiempleo, porque a ninguno, aunque trabajemos en relación de dependencia, nos alcanza. Todo el mundo que ejerce la medicina tiene dos o tres trabajos. Cuidamos a la gente y no nos cuidan”, lamentó.
“Los médicos somos los únicos que financiamos sin cobrar ningún interés a todas las obras sociales y los prepagos, porque si hoy te pongo un marcapasos lo cobro en noviembre. Es la única práctica donde el propio sistema de salud financia a los financiadores”, concluyó.