En diálogo con Hay un lugar expresó en relación a la movilización del pasado miércoles: “Me quedó una impresión muy grata ya que se logró una convocatoria muy importante en todo el país, y eso da cuenta de que la sociedad entiende que es un reclamo del conjunto que hace a la vida en común, a la posibilidad de tener futuro, ciencia y los mejores profesionales, tanto para quienes habitamos la universidad como para quienes no la habitan”.
Respecto a la reacción de los funcionarios del gobierno nacional, consideró que “están perforando un piso que es bajo hasta para ellos. No solo por las formas, lo rudimentario de los razonamientos que utilizan y la falsedad en la información que difunden”. Al citar la versión de “estudiantes fantasmas” esgrimidas por dirigentes libertarios, remarcó que “el Gobierno hace gala de un desconocimiento muy grande sobre cómo se financian los presupuestos universitarios, ya que el mismo no está determinado por la cantidad de estudiantes”.
Seguido, mencionó que “el 48% de los estudiantes según la Encuesta Permanente de Hogares, pertenecen a familias que están por debajo de la línea de pobreza”, y de esa cifra “hay un 30% que son sostén de hogar. Si ese estudiante vive en un hogar con un jubilado que la está pasando muy mal, perdió el trabajo o le bajaron el sueldo, capaz que este semestre no pude ir la universidad”. Por lo tanto, “ni es un estudiante fantasma, ni tiene que ver con el presupuesto”.
En ese sentido, sostuvo que “hay un piso de falsedad e ignorancia que se ha perforado. Leí al presidente de la comisión presupuesto de la Cámara de Diputados, José Luis Espert, ignorando la propia información que el Presidente había anunciado con él sentado a dos sillas de distancia. No puede ser que no lean ni sus propios materiales. No recuerdo un momento de la democracia tan pobre desde la capacidad argumental de sus dirigentes”.
Finalmente, dijo que “la universidad es una institución que logró seguir siendo sinónimo de experiencias gratificantes para la sociedad. Lo veo en la entrega de diplomas a las primeras generaciones de universitarios con las familias en el auditorio hermoso de la universidad, sabiendo que hay un hijo o un primo que recibe un título viviendo una emoción compartida, y una idea de comunidad que va más allá de la verbalización que podamos hacer. Es algo que se siente, se nota, y la gente defiende eso”.
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