El artista marplatense cumple una nueva temporada de teatro en su ciudad natal, en un
protagónico junto a Nito Artaza, y la participación de Vanina Escudero, Julieta Zara y
Flor Marcasoli. “Estamos disfrutando de esta comedia hermosa y de esta temporada
maravillosa, trabajar aquí siempre es un sueño cumplido, en este lugar engendré mi
vocación, estudiaba teatro y veía como se armaban las temporadas, con los actores que
venían de la televisión de Buenos Aires, y verlos yendo a comer a los restaurantes
emblemáticos de aquella época, como por ejemplo Caballito Blanco, que pasabas por la
puerta y veías a Jorge Porcel, Olmedo, Sofovich, Santiago Bal, Rolo Puente, por
ejemplo, era increíble. Desde afuera, con la ñata contra el vidrio como decía la canción,
quería participar de eso, soñando que algún día llegue, y hoy llevo veintiséis temporadas
de trabajo de las cuales veintidós fueron en Mar del Plata y cuatro en Carlos Paz, estoy
muy agradecido a la vida”, destacó.
“Mar del Plata es una ciudad que amo, es mi lugar en el mundo, no solo donde nací,
sino que es la ciudad que elijo permanentemente. Estar aquí es renovar las pilas, hace
treinta años que vivo en Buenos Aires, entonces es como recargar energía,
reencontrarme con mi esencia, porque mi mejor amigo lo tengo acá, mi amigo de la
infancia vive aquí, el padrino de mi hijo también está acá, es disfrutar de eso, de mi
madre, mis hermanas, mi sobrina, es tan importante el origen, el lugar desde que uno
partió, y es importante volver a ese puerto”, agregó.
Gonal lleva más de treinta años dedicados al humor, con una multifacética carrera,
destacando desde muy temprana edad en radio, teatro, y televisión. “Fui papá a los 18
años, cuando entré a Videomatch ya tenía dos hijos, tenía otro tipo de responsabilidades,
en esa época muchos me decían que era un tipo mayor metido en el cuerpo de un joven,
tenía que trabajar para parar la olla en casa. La joda no fue parte de mi trabajo, hacía
presentaciones con Sergio Lobizón del Oeste, que me ha tocado hacer muchísimos
boliches repletos de gente, pero no estaba tan prendido en la noche. Mi hijo me maduró
de golpe en la vida y la verdad es que estuvo bueno, ahí empecé a pensar de otra
manera, asumí cada una de las responsabilidades, la paternidad la recibí con los brazos
abiertos, mi hijo me salvó la vida, de pibe no sé a dónde hubiera ido parar, no lo sé
porque es contrafáctico. Viví la vida al revés, me separé a los cuarenta años, y por ahí
iba a los boliches, y no me sentí mayor a esa edad, somos todos pendeviejos, no
queremos soltar las Converse nunca”, marcó en Radio Provincia.
“Una vez que asumí la vocación fui para adelante y jamás dudé, cuando reboté en un
primer casting de Videomatch realmente pensaba que no me había visto el productor
indicado, tenía ese convencimiento que no te lo puedo explicar en palabras, cuando uno
está convencido de lo que hace, no hay manera de errarle. Siempre soñaba con poder
estar en televisión, hacer una temporada de teatro en Mar del Plata, uno sueña las cosas,
pero después tiene que ponerse en acción para lograrlo, entonces si la televisión de Mar
del Plata no me daba alcance a nivel nacional, había que ir a Buenos Aires, por eso
emigré y me presentaba en cada uno de los lugares donde vivía algún conocido, la
personalidad me ayudó en esa búsqueda”, enfatizó.
Después de haber transitado un 2022 marcado por un grave problema de salud que lo
mantuvo internado en terapia intensiva, fue regresando de manera gradual a los
escenarios, sellando un punto de inflexión en su vida personal. “Tuve una operación de
intestinos bastante compleja, un órgano vital muy complejo, y encima fue una operación
bastante complicada, agradezco a mi cirujano Fernando Torres Marini que ha hecho
magia, fueron seis quirófanos en un año, es muchísimo, y la familia siempre haciendo el
aguante. Dejé de preguntarme por qué me pasó a mí, y me pregunté para qué me pasó,
me parece que me ocurrió para replantearme varias cosas, para aprender, para darme
cuenta de que la vida no es solamente el trabajo. Siempre tenía miedo de perder el
trabajo y esto debe tener que ver con las penurias que he pasado cuando era pendejo, y
uno agarra trabajo sin parar y cuando estás en la cama de una clínica te das cuenta de
que te sacan hasta la cadenita cuando te llevan a terapia intensiva, y ahí decís, para qué
tanto, prioricemos otras cosas, y eso es lo que hago ahora”, reflexionó.
“Siempre hay que tener un proyecto porque eso te aleja de la muerte, lo leí alguna vez y
es una frase que me encanta. El hombre tiene que proyectar porque los proyectos se
mantienen en movimiento. Siempre tengo algo en mente, siempre tengo ganas de que
vuelva el humor a la televisión y de poder tener un programa de humor de sketch y
siempre tengo ganas de hacer cine. Pero han cambiado los públicos, los productores
están un poco confundidos, a veces quieren llevar gente de las redes a la televisión y en
realidad me parece que son públicos diferentes, mi madre mira televisión, la gente de
cincuenta años también y no están tan atentos al Instagram, YouTube o al TikTok. Hay
que hacer cosas dirigidas a esa gente y no confundirse, Hay que subsanar eso y hacer
algo para ese público”, indicó en Ida y vuelta.
Los avances sociales, la evolución en materia de género, la incursión de la mujer en el
ejercicio de hacer comedia, son muestras de lo necesario del cambio para el oficio del
humorista. “Yo cambié, pero por una cuestión de maduración, el humor es como una
prenda que vas cambiando de acuerdo con tu grado de crecimiento, de pibe te vestías de
una manera y treinta años después, decís que ridículo, pero en ese momento estaba bien.
Cuando miro cosas que decía hace treinta años en Videomatch, me río de lo que me reía,
ese programa medía cuarenta puntos, todo el mundo lo aplaudía. Los chistes tienen que
ver más con la edad, si revisás las redes te vas a encontrar con un montón de
standuperos que se ríen de cosas que ya no me lo permito, pero tampoco entro en el
autoritarismo de decir de qué te podés reír y de qué no, porque eso ya es censura”,
señaló.
“En el teatro he sido siempre muy cuidadoso, para que venga la familia, los chicos, me
gusta que venga el abuelo, mezclar el público. Traté siempre de encontrar un lenguaje
que tenga picardía y doble sentido, sin caer nunca en la grosería. En el teatro siempre he
tratado de eso, pero todo tiene que ver con el contexto, porque en realidad si entraron al
teatro vienen predispuestos a reírse y a divertirse con lo que yo hago, es raro que entren
a una casa de empanadas y digan quiero sushi. Donde sí te puede pasar eso es en un
evento que te contrata el dueño de la empresa porque ama lo que vos haces, pero hay
que ver si a los empleados opinan lo mismo, entonces ahí ya hago un humor en forma
piramidal, porque estás trabajando para el de arriba, y después hacia abajo tenés que
tratar de encontrar un lenguaje que les vaya a todos medianamente bien, como para que
sea aceptado”, finalizó.