Al comienzo de la charla en el programa El Holograma y La Anchoa, Damián Dreizik destacó: “Alberto Ure decía que el actor era un hombre herido, es decir para ser actor tenes que estar herido en tu narcisismo. Hay un fondo distópico (…). Creo que hay algo que no está bien y vamos ahí nadando en esas aguas, pero es una bendición también. Está buenísimo sacar y exorcizar todos los demonios, todas las locuras, en un tramo del día. Es suficiente”. Por su parte, Camila Peralta señaló que “si no hiciera lo que hago no sé cómo sería en la vida cotidiana, creo que una persona insoportable porque dónde pondría todo eso que pongo en la actuación. Toda esa cosa de sacar para afuera, no sé de qué manera la resolvería”.
Asimismo, al respecto de la credibilidad arriba de un escenario, la actriz precisó: “Yo creo que es creer, es jugar a pleno pero con verdad. Yo siempre pongo el ejemplo de los niños cuando juegan porque me parece lo más claro: un niño cuando se pone a jugar que es un pirata no dice 'ay soy un pirata', es un pirata y se lo cree, tiene una espada de palo y piensa que es una espada real. Yo lo vivo de la misma manera, a mí me parece exactamente lo mismo a ese juego. Es como entro y salgo, no implica una cosa emocional que uno puede llegar a pensar de los actores".
En tanto que, el actor, guionista y director de teatro hizo alusión a Zona Dreizik, la obra que protagoniza en Polonia Teatro, y expresó: “En un punto me costó el nombre porque es un poquito fuerte. Nunca le había puesto un nombre con mi apellido, pero dije 'hace 40 años que vengo trabajando, vamos a repasar un poco las cosas que hice'. Es una zona que además puedo ir cambiando y modificando, de sábado a sábado voy sacando las piezas, es como un rompecabezas que me da esa libertad. También está bueno probar cosas con monólogos, poemas, textos; igual hay un cuentito que se cuenta, pero lo voy modificando”.
Continuando la conversación, Peralta confesó: “No me siento confiada para tener la decisión final sobre las cosas, siento que empieza a jugarme algo medio neurótico que no me pasa con la actuación porque sé que hay otra persona, en la que yo confío porque en general cuando trabajo con alguien me entrego, que va a terminar tomando esas decisiones. Yo propongo mucho en los ensayos y no me da miedo fracasar ni quedar como ridícula. El ridículo en el ensayo es importantísimo animarse a hacerlo. Me ha pasado cuando labura con gente que yo decía 'que ganas de trabajar con tal y quiero ir a hacerlo bien', eso nunca te va a llevar a conocer zonas nuevas. Yo siempre aviso que voy a hacer un montón quizás y que me bajen, necesito esa mirada del otro”.
Mientras que, sobre el unipersonal Suavecita que actualmente protagoniza en el Teatro Metropolitan, manifestó: “En este caso, que es una obra que la escribió y la dirige Martín Bontempo, para mí su mirada es muy importante. Compartimos el humor, vamos a ver obras y nos gusta más o menos lo mismo. Un poquito de miedo tuve al principio sobre todo cuando empezamos a ensayar, después fui sintiendo que la estaba pasando bien y que tenía convicción, y ahí empecé a perder ese miedo. Es un tema que podría haberse hecho de un montón de maneras que rocen más lo burdo, que estén en una zona más peligrosa, y siento que fuimos como encausando para que pueda ser un espectáculo que le guste a la gente”.
“Yo soy egresado de la EMAD y a mí lo que me pasó es que el último año estaba el Parakultural, entonces yo terminaba la escuela e iba para allá a hacer mis primeras cosas”, contó Dreizik. “Soy bastante crítico con todo lo vintage, la nostalgia no la aguanto más, no aguanto la evocación de los 80. Convengamos que si fue una sopa increíble, pero hay algo que ancla para mí. Yo me acuerdo que había mucha represión en el Parakultural, era violento. Al haber tanta represión, ver a Urdapilleta o Batato era como una sensación catártica. Todo era incorrecto, todos los temas eran incorrectos; ahora hay más cuidado con los temas, hay más miedo al ridículo”, agregó.