Al comienzo de la entrevista, Juan Sasturain se refirió a su libro Etchenike y señaló: “Le descubrí el lugar donde está parado, como funciona de reactivo de un montón de cosas. Se mete en un mundo que desconoce totalmente y va funcionando un poco como reactivo, en el sentido que le sirve al lector para irse enterando lo que pasa desde una perspectiva que no es la propia. Me gustó esa posibilidad, la técnica del policial está llevada un poco al extremo del rigor en el sentido de que el lector nunca sabe nada más que lo que Etchenike sabe. Está escrita en tercera y no en primera”.
Asimismo, en conversación con Miguel Rep en El Holograma y La Anchoa, continuó: “Además él trabaja con dos ayudantes que son muy activos en esta novela y reparten muchas tareas. Entonces eso me resultó un desafío técnico para elaborarlo y por otro lado me enriqueció mucho las cosas, porque lo único que tiene el protagonista, y por lo tanto los lectores, son versiones”. Mientras que agregó: “Me acuerdo muy puntualmente el 1979. En esta novela particularmente, muchas de las cosas que se cuentan tienen que ver con sucesos reales, distorsionados, corridos, y también vivencias propias. En algunos personajes hay vivencias que fueron directamente mías”.
En tanto que el escritor argentino precisó: “Para sobrevivir primero tiene que haber un conflicto, para ser sobreviviente tiene que haber habido muerte de por medio y uno asumir que lo tuvo”. A lo que añadió: “Yo no me exilié ni nada. Fui amenazado de muerte como gran cantidad de gente que trabajó y militó, pero no, yo nunca me fui de Argentina. En 1975, cuando fuimos amenazados de muerte en Rosario, yo me volví a Buenos Aires y me quedé chiquito ahí, laburé en la corrección de Clarín durante cuatro años y sobreviví”.
Por otra parte, reflexionó: “El clima del policial, proveniente de nuestras lecturas de la literatura norteamericana, lo adoptamos prácticamente casi todos los escritores de mi generación. Desde Piglia hasta Saccomanno, un montón de escritores que estamos en ese arco, consciente o inconscientemente empezamos escribiendo policiales a fines de los 60 o principios de los 70. Eran policiales ambientados en Argentina, pero eso provenía en general de la literatura urbana yanqui que habíamos leído. Somos hijos de esa literatura saludablemente. Tenemos más que ver con esa literatura donde se mata por dinero, violencia o crimen”.
En otro orden de temas, aseguró: “He trabajado muchísimos años en los medios y yo no me considero un periodista porque los respeto mucho. He estado rodeado de grandes periodistas de todo tipo, pero yo soy alguien que escribe en los medios. Eso no es necesariamente ser periodista, yo comento y opino, pero un periodista es aquel que busca, investiga. Nunca he tenido vocación de investigador, por eso mismo tampoco tengo vocación de documentar y escribo a partir de lo que imagino o de lo que leo, pero no tengo idea como funciona una cárcel o un revolver”.
“Los escritores, como los dibujantes, no hacen libros. Los escritores escriben novelas o poesías, y después eso se convierte en un libro. Ese libro le puede ir bien o mal, pero lo que yo escribí son poemas. A mí lo que me sale es la ficción, yo escribo con mayor naturalidad para hablar de cualquier cosa, desde política hasta de sentimientos”, concluyó el también docente de literatura.