En diálogo con el programa Historia Nocturna por Radio Provincia AM1270, Gabriel Di Meglio manifestó: “El gaucho tal como lo describe el Martín Fierro existió. Lo que pasa es que los que han trabajado esos temas marcan bien la diferencia entre la existencia al principio de un personaje medio marginal y al costado del sistema como diríamos hoy, y que después el término se fue popularizando para cualquier pobre del mundo rural. Para la época que trabajo yo, que es el siglo XIX, el término gaucho está muy extendido sobre todo en el litoral”.
“En general a la gente que vivía en la ciudad no le decían gaucho, es un término más rural. Yo elegí un término para hablar de ellos que era la plebe, que es un término romano que los historiadores lo usan mucho en distintas ciudades preindustriales antes de los trabajadores actuales. En un momento encontré en un periódico, en una elección de 1828 que es el momento más álgido entre unitarios y federales, que los partidarios de Dorrego van por la calle gritando 'Viva el gobernador Dorrego, mueran los de casaca y viva el bajo pueblo'. Fue la única vez que encontré alguien gritando algo como de identificación social. Me gustó mucho e incluso a mi libro sobre esa investigación le puse ese nombre porque me parecía potente”, añadió.
Por otra parte, el exdirector del Museo Histórico Nacional de Argentina e investigador del CONICET expresó: “Los museos tienen algo para mí fascinante, que es que son espacios donde quizá se logra el discurso más fuerte para transmitir el pasado. Una vez leí una gran investigación que hicieron dos estadounidenses en Estados Unidos en la década del 90 y decían que la gente le cree más a los museos que a ningún otro lugar porque ahí ves las cosas del pasado. Entonces ves el sable de San Martín, la bandera que usó Belgrano o lo que sea y tiene una cosa tan potente de traerte la ilusión del pasado al presente. Eso genera cosas que yo no he visto en otros formatos, como por ejemplo que la gente llore”.
Mientras agregó: “Los descamisados o los gauchos obviamente no pudieron dejar nada a un museo porque las cosas las gastaban, las vendían o se les rompían. Entonces ya de por sí un museo reúne colecciones que en general hablan de un sector sobre todo, pero por ejemplo te podes preguntar quién hizo tal elemento que uso tal personaje y ahí el pueblo está también. El museo también es un gran monumento al trabajo porque están las costureras, los sastres, los carpinteros y todos los que hicieron los objetos que uno va a ver por otras causas”.
Escuchá la entrevista completa: