En diálogo con el programa Narraciones Extraordinarias por Radio Provincia AM1270, la escritora indicó: “Hace casi dos años estaba en una marcha en Avenida de Mayo y en un momento quedé como atrapada sin poder moverme, y opté por sentarme, levantar la vista, apoyar mi espalda contra las rejas de la Plaza Lorea y ver la cúpula del Barolo. Estuve cuatro horas prácticamente ahí porque era imposible el desplazamiento y en un momento, no sé por efecto del sol o del cansancio, empecé a fabular con ese lugar. A los pocos días hice una visita guiada y me empezó a entusiasmar la idea de ambientar una historia en un lugar que a su vez tiene tanta historia. Entonces empecé a jugar un poco con la historia del Barolo y lo que podía pasar ahí adentro”.
Asimismo, sobre este libro Las cenizas del Dante precisó: “Opté por un policial un poco más clásico, pero a su vez con un montón de licencias que me tomé como trabajar la ficción dentro de la ficción. La protagonista tiene una vecina que es escritora en la oficina donde está temporalmente escondida y empecé a jugar con las lecturas que ella hace en sus momentos libres, que son prolongados y varios. Ahí ya tenía ganas de jugar con mis propias lecturas, a mí me encanta la literatura rusa, y avancé con Dostoyevski con muchísimas ganas”. A lo que agregó: “Es una novela un poco más oscura que mis trabajos anteriores, una novela muy Goodis. Me gustó jugar un poco con la idea de cenizas y dinero”.
“Me interesaba mucho escribir en el momento que estaban sucediendo las cosas, cosa que habitualmente no ocurre. Pero tenemos ejemplos en la literatura argentina como Los pichiciegos, que Fogwill lo escribió prácticamente en el momento que estaba sucediendo Malvinas. Acá yo tenía la idea de que el afuera no era mucho mejor que el adentro, había un infierno adentro del Barolo y otro afuera. La idea era jugar con los dos infiernos, la historia individual de esta mujer que está pasando un momento muy complejo de su vida y la historia colectiva del país que se estaba jugando en el Congreso como se está jugando ahora”, detalló.
Por último, María Inés Krimer expresó: “A mí lo único que me interesa es que el lector la pase bien mientras me está leyendo y darle un personaje que el lector sienta que no está perdiendo el tiempo, que el personaje sea consistente, que sea interesante, que se recuerde su nombre (…). Siento que paso mucho tiempo con los personajes, a veces hay un poco una confusión con la realidad pero eso lo notan más quienes me rodean”.
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