El profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Perú, Cristóbal Aljovin de Losada, manifestó que “la declaración de la Independencia el 28 de julio de 1821 abrió un horizonte de expectativas que, como vemos en la actualidad, no ha tenido buen puerto”. Explicó que eso se debe a que se trata de “un país que todavía está en construcción”, y subrayó que en este momento les hace falta la aparición de un escritor y militante como José Carlos Mariátegui para que “realice una gran narrativa del Perú”.
En declaraciones a Radio Provincia, el historiador analizó los roles de José de San Martín y de Simón Bolívar en el proceso independentista, en un territorio como Lima, que era la capital española en América del Sur, y el punto clave desde donde irradiaba su control hacia el resto de los virreinatos.
Tras liberar Chile Junto al libertador chileno Bernardo O'Higgins, San Martín partió con su Expedición Libertadora hacia Perú. Desembarcó en 1820 y para 1821 las tropas del virreinato habían abandonado la capital, rumbo a Cusco. Así, el 28 de julio de 1821, en Lima, él mismo proclamó la independencia. Pero frente a la inminente reagrupación de las fuerzas españolas, debió permanecer en Lima y fue nombrado Protector del Perú.
Sin embargo, como consecuencia de la amenaza del ejército de los realistas por recuperar el poder, San Martín convocó a Bolívar para que termine la campaña. En 1824 los ejércitos patriotas logran dos victorias claves: la batalla de Junín y Ayacucho, que terminó con la rendición del ejército realista.
Aljovin de Losada dijo que hasta ese momento “Lima tenía una serie de privilegios económicos y se había generado una elite titulada, por lo cual tenía lazos muy fuertes con la corona”. Además, agregó que “la independencia peruana tiene muchas más ambigüedades que lo que ocurrió en Buenos Aires, donde hubo bastiones a favor de la corona. En Lima hubo ciertos malestares con San Martín, aunque sobre todo con Bernardo de Montiagudo, quien era un hombro que llegaba de las tierras argentinas. Era mestizo y por eso molestó bastante a las élites. Tenía una concepción de control revolucionario y del aparato eclesiástico muy fuerte. En cambio, San Martin tenía otra visión acerca de la monarquía constitucional y coqueteaba con la nobleza. Entonces no tenía tan mala relación con la élite limeña como también la tuvo Bolívar”.
El historiador sostuvo que “por ser un virreinato viejo, el territorio nacional estaba mejor constituido que el del Río de La Plata” y por eso no hubo guerras y conflictos civiles luego de la declaración. No obstante, indicó que “sí hubo casos especiales como el momento de la conformación de la Confederación de Perú, que fue un gran intento por unir Perú con Bolivia en 1836”, que luego se frustra.
De todos modos, indicó que “la construcción del Estado fue muy lenta” y recién se termina de constituir a fines del siglo XIX con la participación de famosa misión francesa.