El periodista, historiador y docente Néstor Restivo habló del proceso neoliberal iniciado en Chile luego del golpe contra Salvado Allende, a pocos días de conmemorarse un nuevo aniversario del 11 de septiembre de 1973. El autor del libro "Chile, la crisis de 1973 y los ciclos económicos", manifestó que “ese período fue terrible para nuestra historia”.
En declaraciones a Radio Provincia, lo definió como “el lustro del terror”. Comenzó en 1971 con el golpe contra Juan José Torres en Bolivia y concluyó en 1976 con la intervención de Videla, Agosti y Massera en la Argentina. En el medio, hubo irrupciones genocidas en Ecuador con el golpe contra Velásco Ibarra (1972), en Chile y Uruguay (1973) y en Perú (1975).
Restivo sostuvo que en ese período “se discutía cómo salir de la crisis capitalista que estaba sintetizada en una fuerte caída de las ganancias” de las grandes empresas. Previamente veníamos de un período de postguerra de “mucho crecimiento” y de “mucha regulación del Estado”. En ese marco, se disputaban dos modelos: “el que encabezaban Allende, Velásco Alvarado (Perú) y Cámpora y Perón, que era profundizar la sustitución de importaciones, mejorar el mercado interno, que los salarios le ganaran a la inflación” frente al neoliberalismo que comenzaba a proyectarse. “En Chile se dieron las posiciones más extremas, porque Allende quería profundizar ese modelo, desde una posición marxista y una impronta cepaliana”, mientras que “Pinochet encabezó una contrarevolución capitalista, que impuso luego el neoliberalismo”.
El investigador señaló que hasta 1973, Chile tenía una historia democrática asentada y sin interrupción de golpes. En poco más de una década había gobernado la derecha, el centro y la izquierda. Cuando le tocó gobernar a Allende representando a este último sector, profundizó medidas que ya venían impulsándose, pero lo hace hasta el extremo, como la nacionalización del cobre y la reforma agraria.
Restivo admitió que le llamó la atención que Pinochet no diera marcha atrás con esas iniciativas, pero explicó que “las fuerzas armadas cobraron hasta el año 2020 un 10 por ciento de las ventas que se realizaban del cobre” y que la distribución de los latifundios le permitió al país desarrollar “una economía articulada con el mundo, con forestación, frutihortícola, vino, pesca artesanal de salmón”. El escritor dijo que claramente ese no era el sentido de la reforma que buscaba Allende, que “iba hacia la distribución y el socialismo”, pero Pinochet entendió que “Chile era un país muy feudal, muy atrasado y que no se iba a desarrollar con los viejos propietarios”. Por eso impulsaron “un capitalismo donde 4 ó 5 grupos económicos llevaran todo para adelante y son las mismas familias que hoy siguen dominando todo”.
Por otra parte, el autor del libro "Chile, la crisis de 1973 y los ciclos económicos" sostuvo que el frente político que llevó a la victoria en 1970 a Salvador Allende, la Unidad Popular, estaba tironeada internamente. “Tenía el Partido Socialista de Allende cuya dirección estaba en manos de Altamirano, que era muy de izquierda y decía que había que ‘avanzar sin tranzar’. Entonces Allende se apoyaba más en el Partido Comunista que planteaba ‘consolidar para avanzar’, bajo la idea leninista de dar un paso para atrás y dos para adelante”, argumentó, y agregó que “esto generaba una tensión terrible, que crecía con las acciones del MIR y de una derecha fascista como Patria Libertad que mataba y acosaba con apoyo norteamericano”.
Restivo dijo que Fidel tenía razón cuando decía que la pretensión de desarrollar la vía democrática al socialismo iba a fracasar si no se contaba con una fuerza militar que lo acompañe, pero admitió que el propio presidente de Cuba “sabía que la vía armada estaba vedada y yo creo que no daban las condiciones para avanzar porque el contexto era de mucha disputa”.
Por último, planteó que luego de 48 años de neoliberalismo “recién ahora Chile está despertando con nuevas generaciones, demandas y miradas y puede aspirar a un modelo muy distinto al que pensaba Allende porque estamos en otro mundo, pero sí más afín a un modelo justo y distributivo”.