En diálogo con 'Club Lumiere', el director, guionista y productor de cine se refirió a su película: "Se iba a estrenar en Semana Santa del año pasado y luego se pospuso porque hubo una nueva ola de COVID. Se decidió estrenarla en enero de este año y justo el día del estreno fue el pico de casos en Argentina. No hubo 'avant premiere' porque estaba muy complicado, fue rarísimo."
"Más allá del contexto, estrenar una película y más en cine, es siempre muy emocionante. En este caso fue particular por la fecha y esto repercutió en las cifras aunque no tanto si lo miramos a la distancia."
"El resultado en sala a nivel público fue de 72 mil personas. A lo que uno estaba acostumbrado es un número demoledor, pero entendiendo el contexto, no se podía esperar más de 80 o 90 mil personas. Ésa es la realidad", remarcó.
El cineasta también habló sobre su relación con Leonardo Sbaraglia: "Nosotros con Leo teníamos ganas de laburar juntos desde hace muchos años. Yo siempre dije que él, como los grandes actores de otros géneros, son muy buenos haciendo comedia, lo que pasa es que no les ofrecen esa posibilidad. La película necesitaba un actor que pudiera manejar la comedia, pero además que pudiera manejar lo emocional y lo dramático sin llevarlo a lo melodramático. Es impresionante el trabajo emocional que hace Leo a la hora de ponerle el pecho a los personajes".
Con respecto a la labor de Benjamín Otero -Benito en la película- de apenas 11 años, indicó que "hay un fuerte trabajo, principalmente de contención, y también de entendimiento de lo que pasa en cada escena. Tratamos de crear un espacio lúdico pero de laburo. Hay que trabajar con las energías y los estados anímicos. Es un chico que está jugando y no podés tener un nivel de exigencia de repetición de tomas o de pedirle cosas como a un actor adulto. También hay que decir que el rodaje se organiza a partir de los tiempos de los niños, en este caso de Benja. Es un tema de logística y de mucha paciencia, especialmente de Leo porque no deja de ser su coprotagonista".
Consultado sobre la posibilidad de incursionar en otros géneros, Winograd sostuvo que "la comedia es un género que amo. Creo que es noble y muy honesto. Pero entiendo que dentro de la comedia hay diferentes tonos y formas de hacerla. 'Hoy se arregla el mundo' es una comedia pero mucho más dramática en relación a las otras películas que había hecho. Me busqué ese desafío personal para ver hasta dónde podía llegar con lo emocional."
"Siempre trato de hacer la mejor película que puedo. La pregunta que me hago es saber dónde están los espectadores en este momento. Con la pandemia, y un poco antes también, se sintió en todo el mundo la pérdida de espectadores en el cine. Es un cambio de época. Si ahora el hábito está ligado a ver las películas en tu casa, bienvenido sea", finalizó.