En diálogo con Historia Nocturna, el historiador Alberto Lettieri expuso las razones por las cuáles la figura de José de San Martín se erigió como un emblema cultural para argentinas y argentinos. También afirmó que el consenso respecto a su importancia política que atraviesa todas las ideologías comenzó en 1950, y puso en relevancia su rol como dirigente político con decisiones a favor de las mayorías populares y la clase trabajadora.
Primeramente afirmó que desde el plano político, “San Martín tuvo en claro que la necesidad era instalar el orden para un proyecto de Estado donde la supremacía de las aristocracias había sido siempre determinante. Básicamente advirtió que era indispensable disciplinar a esas elites aristocráticas a través de imponer un criterio fundamental, que es el de la razón de estado y el interés de este por encima de los intereses particulares”. Por esa razón “fijó impuestos considerables, llevó adelante políticas de apropiación de caballadas y alimentos para constituir las fuerzas revolucionarias”.
El académico señaló seguidamente que “por otro lado fue importante para garantizar condiciones de disciplina, pero a la vez de un reconocimiento al esfuerzo de los trabajadores a través de fijar salarios, pago a término, y por ello oficializó la Papeleta de Conchabo que luego sería replicada por otros gobernadores. La población o el ciudadano debía tener un empleo justo, en blanco, remunerado adecuadamente y una contraprestación”.
En ese línea, como gobernador de Cuyo, destacó “su política económica de proteccionismo en la región para privilegiar el consumo de los productos locales y protegerlo de la competencia externa, su política productiva casi desarrollista por la fábrica municiones, y armamentos”. Por ello, “vemos en él un hombre de estado, más allá del fabuloso jefe militar, y su capacidad de articular los distintos segmentos de la sociedad y puntos de interés para garantizar el orden, crecimiento productivo y la disciplina social”.
Lettieri contrastó la acción emancipadora de San Martín con “la tarea destructiva de Mitre, quién trató de limitarlo a la estatura de un fabuloso Jefe Militar, una especie de Napoleón Latinoamericano, y justamente por encontrarse en el bando opuesto de su proyecto político. Cuando Mitre lo destaca a Rivadavia, lo hace sabiendo que era enemigo público de San Martín y que había armado varias conspiraciones para terminar con su vida”.
Luego afirmó que la unanimidad con respecto a la importancia de San Martín, “empieza con Perón, porque antes de 1950 eso se daba una situación paradójica que nos sucede bastante a los argentinos. San Martín tiene estatuas ecuestres en todos los continentes; Nueva York, Berlín, Londres, Madrid, Viena, Guayaquil, Lima, México, Asunción, Cádiz. Es más, recibe un reconocimiento todos los años por parte del ejército norteamericano".
El militar y dirigente político nacido en la provincia de Corrientes “era una persona de gran actividad en las distintas logias y agrupaciones liberales europeas que llevaron adelante los procesos revolucionarios de 1848. Aquí, Vicente Fidel López se encargó de plantear algo que estaba establecido por Rivadavia y sus secuaces, de que San Martín era traidor a la Patria”. La iniciativa de degradar la figura del “libertador de América”, “fue una decisión del estado porteño porque San Martin se había negado a reprimir a los caudillos de Santa Fe y Entre Ríos López y Ramírez cuando se dio que en Buenos Aires se llamó la anarquía del año 20 y a nivel nacional el triunfo del federalismo y la descentralización política”.
Respecto a la mención que se hace considerando a San Martín como “el padre de la patria”, expresó “creo que la patria ha sido bastante injusta con sus padres, compadres y familiares más cercanos. Si vemos los finales desde Saavedra, Belgrano, Mariano Moreno, Dorrego, Juana Azruduy, Rosas, y Perón, tuvieron que poner los pies en polvorosa ante la imposibilidad de desarrollar sus proyectos y con amenazas concretas contra su vida, o en la efectivización como el caso de Dorrego. San Martín tiene claramente ganado ese título, es inigualable. Frente a su figura no hay medias opiniones, se puede estar a favor o en contra de cualquier otro, pero de San Martin nadie se anima, y nadie se anima porque la magnitud de su obra y su trayectoria lo llevó al reconocimiento, aunque sea limitado a la faz militar por parte de sus enemigos”, concluyó.
