A días de conocerse el índice de pobreza del primer semestre del año, publicado por el Indec, Eduardo Chávez Molina, sociólogo e investigador del Instituto “Gino Germani” reflexionó sobre el impacto del precio de los alimentos en la estructura socio laboral y de los ingresos de los argentinos.
En No Corras, por FM 97 Une, describió que “desde 2021” se registra en el país “una recuperación segmentada del empleo” pero advirtió que este proceso está acompañado por una “distribución asimétrica” de la riqueza. Ya que detalló que “hay segmentos que crecen como el de los servicios, la construcción y el sector industrial. Pero también crece en forma exponencial el trabajo informal y no protegido”.
Seguido el analista se refirió a una serie de investigaciones realizadas sobre el impacto del precio de la comida en la estructura socio laboral y de los ingresos en la Argentina y reflexionó sobre los factores que inciden en el crecimiento o el sostenimiento de los valores de la pobreza en niveles elevados.
Chávez Molina detalló que “hay factores estructurales que pesan como el proceso de heterogeneidad estructural argentina, porque hay muchos sectores modernos que conviven con sectores de subsistencia. Y esa convivencia genera polarizaciones en términos de productividad y de ingresos”.
“Entonces decimos que son empleos. Pero también condiciones heterogéneas que generan procesos de distribución asimétrica”, develó. Y agregó que dentro de estos factores estructurales también se pueden encontrar “las condiciones de los propios procesos tecnológicos. Por ejemplo, hay empresas aceleraron los procesos de automatización y esto polariza ingresos y empleos porque se requieren de un nuevo stock de trabajadores, más capacitados”.
Por otra parte, explicó que los índices de pobreza que se registran en el país también tiene un factor coyuntural que es la inflación, "porque también infiere sobre la estructura salarial”. Y explicó que este factor “afecta los acuerdos salariales de los trabajadores formales pero tiene mayor impacto en los trabajadores informales y cuentapropistas de baja calificación que se encuentran más desprotegidos porque no tienen acuerdos sectoriales. Y eso representa aproximadamente el 40% de la población económica activa”.
Asimismo, analizó que la Inflación “tiene problemas estructurales como son la estructura productiva argentina, los procesos de cartelización de la producción y elementos coyunturales que van desde puja redistributiva a intereses sectoriales”.
En ese marco, destacó el rol del Estado en tanto “coordinador institucional” ya que tiene la posibilidad de “revitalizar los convenios colectivos de trabajo y sus paritarias, que son las construcciones institucionales de la sociedad argentina, para agilizar los procesos de adecuación en las pujas distributivas”.
Y aclaró: “La coordinación existe. Están las paritarias y los salarios mínimos. Pero en las unidades pequeñas tenés un problema cultural. Ellos tienen menor representación gremial y eso genera problemas técnicos (…) Porque todos pueden demandar mejoras de salario, pero no todos lo hacen de la misma forma".
“Además, tenés otro problema técnico que es que vos tenés una inflación continua mensual y los acuerdos de recuperación no son inmediatos y siempre se corre atrás del aumento generalizado de los precios”, puntualizó.
Por ello concluyó que es necesario “un mecanismo de integración social vía el ingreso”. Y recomendó “un salario universal para la población que no tiene los ingresos mensuales asegurados: los cuentrapropistas de baja calificación y los trabajadores de las cooperativas, por ejemplo”
Y pidió el diseño de una política pública bien orientada para mejorar el ingreso a aquellos que sí pueden salir de manera inmediata de la pobreza. Porque hoy el índice registra un 37 o 40 % de personas en la línea de la pobreza. Pero al mismo tiempo tenés casi un 10% de ellos que están a muy pocos ingresos de salir de esa condición de pobreza. Es decir que con un poco inversión podes sacar de allí a un segmento muy elevado de la población”.