Tras la muerte de Joseph Ratzinger, quien se desempeñó como Papa Benedicto XVI, Antonio "Tony" Fenoy, coordinador del Colectivo de la Teología de la Liberación “Pichi Meisegeier” recordó la posición y la persecución que este hombre de Dios llevó adelante en contra de la Teología de la Liberación.
En Siete Colores, por FM 97 Une, el cura de la opción por los pobres reconoció que Benedicto XVI “siempre fue un gran teólogo” pero al mismo tiempo recordó que su pensamiento “fue sufriendo una mutación”.
Seguido recodó que Ratzinger “tuvo una gran participación en el Concilio Vaticano II que se realizó entre 1962 y 1965. Este encuentro entre el Papa y todos los obispos del mundo, abrió el último gran intento de la Iglesia Católica para aggiornarse y movilizó muchos cambios en América Latina y el Mundo; porque fue el puntapié inicial para que en 1968, en un encuentro de sacerdotes en Medellín, la “iglesia latinoamericana tomara la dialéctica opresión-liberación para entender su situación”.
Pero, “cuando llega Juan Pablo II al papado, queda como encargado de la Doctrina de la Fe y comienzan un período de restauración que intenta cerrar las puertas que había abierto el Concilio Vaticano II”.
“Y a partir de allí va a atacar y a perseguir, en connivencia con EEUU, a los padres tercermundistas y a la Teología de la Liberación. Una idea que empieza a pensar la Fe desde la militancia en el territorio, desde los pobres y los oprimidos. Una teología de compromiso concreto y de transformación de la realidad que integra a las minorías” relató.
Fenoy agregó que luego, “cuando se convierte en Benedicto XVI, intensifica este proceso de restauración conservadora. El buscó hacer de la iglesia un espacio cerrado. Prefería pocos pero bueno antes que muchos y mediocres. Y así fue haciendo que la iglesia se cerrara cada vez más en sí misma" pero “eso no tiene nada que ver con el proyecto revolucionario de Jesús de Nazaret que está pensado desde una sociedad más igualitaria, más justa, fraterna, federal, que incluye a todos y todas y está pensada desde los más pobres, y los ninguneados de la historia.”
Por último, señaló que los casos de pedofilia que “explotaron” durante su papado y el manejo que tuvo con esos sacerdotes “fue la gota que rebasó el vaso y tuvo que renunciar. Y como perdió toda su base popular luego la iglesia necesitó de alguien como Bergoglio para recuperar esa base y empezar a acomodar este tema de la pedofilia".
"Se están dando pasos, elaborando protocolos para ir adelante. El tema de la pedofilia es muy difícil, muy complicado pero hay que cortarlo de raíz. Ante un caso de abuso hay que separar al sacerdote del cargo y ponerlo a disposición de la justicia civil. No puede haber encubrimiento y ni silencio corporativo, como el que siempre ha manejado la iglesia. Además, esto de la pedofilia es un botón de muestra más de lo que es la estructura de la iglesia y la formación de los curas. Es parte de una estructura machista, patriarcal, misógina, homofóbica llevada adelante por varones presuntamente “célibes” (ya que la mayoría no lo son) y todo eso deriva en estos casos de profundo abuso de poder y aberraciones que no se pueden tolerar más”, cerró.