“El juicio por el asesinato del joven Fernando Báez Sosa que conmocionó al país entero hace tres años, y recibió una amplia cobertura nacional por parte del periodismo, tiene un contexto institucional: la crisis de justicia, la desconfianza judicial, la incapacidad de la justicia para tomar conflictos y canalizar los problemas, sobre todo de los sectores con mayores desventajas”, indicó el abogado, docente e investigador, Esteban Rodríguez Alzueta en su artículo ¿que se pudran en la cárcel?
Por el aire de Mañana es Mejor en Radio Provincia Alzueta dijo que “el punitivismo no es patrimonio de la derecha. Hay muchos colegas y compañeros que militan en el progresismo que piden una condena ejemplar, pero una sentencia no va a llegar solucionar el problema de fondo".
Asimismo, retomó las palabras de "Hannah Arendt quien decía que ‘las estructuras no van a juicio”, esto es, los rituales que enmarcan las prácticas sociales no se van a desandar con una decisión judicial. Ni siquiera la mejor sentencia, que llegue puntual con una pena contundente de cumplimiento efectiva, tendrá la capacidad para desandar el racismo, mucho menos, aquellos racismos disimulados, que se confunden con las desigualdades de clase. Tal vez pueda mandarse un mensaje al resto de la ciudadanía, pero los cambios sociales, para que retoquen el ADN de las prácticas, necesitan otras intervenciones de mediano y largo aliento. Sin lugar a dudas, puede colaborar para arrojar luz sobre determinados temas, pero conviene no hacerse demasiadas expectativas sobre las decisiones judiciales para no acumular frustraciones gratuitas en el futuro cercano’.
Finalmente, sostuvo que “en una sociedad como la nuestra, polarizada, con dificultades para dialogar sobre cualquier problema, la violencia suele ser el atajo para expresar determinas cuestiones y presentar en la escena pública diferencias sociales que son de género, de clase y raciales. Uno de los desafíos de la democracia es agregarle concordia y paciencia a los debates públicos porque los medios enloquecen a la gente y tenemos dificultades para dialogar en la sociedad Argentina”.
“Los medios tienen la capacidad de enloquecer a la gente y luego la gente con esa cabeza enloquecida tiene un contexto favorable para despacharse de esa manera”, remarcó.